Decía mi madre : Cuando una puerta se cierra,
Dios abre ventanas de claridad. Lugo, te regalaba una
enorme sonrísa, te tomaba la mano entre las suyas
y decía: No te apures, que aquí está tu MADRE.
Y digo yo: No es Dios. Es uno mismo el que decide
cerrar puertas y abrir ventanas.
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